Era Alta en Murcia: Tranquilidad y huerta a tu alcance
¿Pensando en mudarte a un sitio tranquilo pero cerca de todo? Era Alta, en Murcia, te ofrece esa combinación perfecta. Es un barrio con sabor a pueblo, rodeado de la huerta murciana, pero con la comodidad de tener la capital a un paso. Si buscas escapar del bullicio sin renunciar a los servicios, este es tu lugar.
Precios de alquiler en Era Alta (actualizado 2025)
Alquilar en Era Alta suele ser bastante más económico que en el centro de Murcia. Los pisos de dos habitaciones se mueven entre los 500 y 700 euros al mes. Si buscas algo más grande, como un adosado con jardín, los precios pueden ir de 800 a 1.200 euros. Los pisos más antiguos pueden tener rentas más ajustadas, lo que es ideal para presupuestos más modestos.
Ventajas y desventajas de vivir en Era Alta
- Ventajas:
- Ambiente relajado: Aquí se respira una calma que ya no encuentras en muchas partes.
- Naturaleza a pie de casa: Salir a pasear por la huerta es un lujo diario.
- Comunidad cercana: Los vecinos se conocen y hay un trato más personal.
- Mejores precios: El alquiler es más asequible que en el núcleo urbano.
- Desventajas:
- Menos ocio nocturno: Si te gusta la vida de bares y discotecas, tendrás que ir al centro.
- Dependencia del coche: Aunque hay transporte público, para algunas gestiones es más cómodo tener vehículo propio.
Transporte público en Era Alta
Moverte por Era Alta y llegar al centro de Murcia es sencillo gracias a la línea de autobús. La parada principal está en la Calle Mayor, muy bien comunicada. Desde ahí, en unos 15-20 minutos, puedes estar en el centro de Murcia. Si eres de bici, las vías pecuarias y caminos de huerta son perfectos para desplazarte y disfrutar del paisaje.
La esencia de la huerta murciana
Era Alta es un barrio que conserva la esencia de la huerta murciana. Aquí, la vida gira alrededor de los productos de la tierra y las tradiciones. Puedes encontrar pequeñas tiendas de barrio donde comprar frutas y verduras frescas directamente de los agricultores, como en la frutería de la Plaza de la Iglesia. Además, no es raro ver las antiguas acequias serpenteando entre las casas, un verdadero tesoro histórico y cultural que aún funciona para regar los campos.