Casco Antiguo de Marbella: Calles con encanto y vida local
El Casco Antiguo de Marbella, también conocido como el 'Pueblo', es un laberinto de callejuelas estrechas y encaladas que conservan la esencia de la Marbella más auténtica. Aquí, cada rincón cuenta una historia, desde la época romana hasta el presente, creando un ambiente único para quienes buscan alquilar una vivienda con carácter.
Precios de alquiler en el Casco Antiguo (actualizado 2025)
Alquilar en el Casco Antiguo de Marbella puede ser una experiencia encantadora. Los precios suelen variar entre 800€ y 1.500€ al mes para un apartamento de una o dos habitaciones, dependiendo de si tiene un patio andaluz o vistas a la Plaza de los Naranjos. Las casas adosadas reformadas pueden superar los 2.000€, especialmente las que tienen terrazas en la azotea.
Vivir en el Casco Antiguo: Lo que debes saber
Una de las mayores ventajas de vivir aquí es la proximidad a todo. Puedes ir andando a la playa, al puerto deportivo y a innumerables tiendas y restaurantes. La atmósfera es relajada y el sentido de comunidad es fuerte. Sin embargo, una desventaja puede ser el aparcamiento, que suele ser complicado, y el acceso limitado para vehículos en muchas calles, lo que puede dificultar las mudanzas o la compra semanal.
Transporte público en el Casco Antiguo
Aunque el Casco Antiguo es ideal para moverse a pie, varias líneas de autobús de Urbanos de Marbella conectan con el resto de la ciudad. La parada de Avda. Ricardo Soriano (Marbella Centro), a solo 10 minutos andando, ofrece conexiones con Puerto Banús y otras localidades. Para viajes más largos, la estación de autobuses de Marbella está a unos 15 minutos en bus, con rutas a Málaga y el aeropuerto.
Descubre la historia y los rincones con encanto del Casco Antiguo
Pasear por el Casco Antiguo es como viajar en el tiempo. La Plaza de los Naranjos, con su ayuntamiento del siglo XVI, es el corazón del barrio y un lugar perfecto para disfrutar de un café. No te pierdas la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, una joya barroca con una torre imponente, ni los restos del Castillo Árabe que aún se conservan en algunas de sus calles. El barrio está salpicado de pequeñas boutiques, galerías de arte y bares de tapas tradicionales, como el popular Bar El Estrecho, que lleva sirviendo pescaíto frito desde los años 50.